Atarse los cordones, jugar al balón o coger un lápiz son algunas de las habilidades que, para la mayoría de las personas, son fáciles de ejecutar. A pesar de ello, si tu hijo sufre de dispraxia es posible que tenga problemas para realizar movimientos sencillos.
En este caso, es posible que el pequeño esté sufriendo lo que se conoce como síndrome del niño torpe o dispraxia. En este post te cuento todo lo que debes saber sobre la dispraxia.
¿Qué es la dispraxia?
La dispraxia es un problema que afecta a la capacidad motora del niño. Conocida científicamente como el Trastorno del desarrollo de la coordinación motora, TDCM, esta alteración psicomotriz se conoce popularmente como el síndrome del niño torpe.

En estos casos, a los niños les cuesta realizar movimientos sencillos que requieren la coordinación de más de un grupo muscular. Este trastorno, que afecta al 2-5% de los pequeños, no es un problema muscular, sino un problema de incapacidad ante la planificación y secuencia de movimientos simples.
La dispraxia supone un problema de movimiento de cuatro habilidades fundamentales:
- Habilidades motoras finas.
- Habilidades motoras gruesas.
- Planificación motora.
- Coordinación.
Síntomas
Los primeros síntomas de la dispraxia pueden comenzar a verse a partir del primer año de vida, aunque se hacen más evidentes a partir de los cinco años.
Lo primero que observan los padres es que su hijo tiene descoordinación, torpeza y realiza las actividades con mayor lentitud que otros niños. Además, lo más normal es que les cueste mantener una postura y pueden necesitar ayuda para desarrollar acciones básicas.
[/cmsmasters_column][/cmsmasters_row]Causas de la dispraxia
Las causas de la dispraxia son muy variadas, aunque suelen estar relacionadas con un problema de inmadurez en el desarrollo neuronal del niño.
Además, puede ocurrir por lesiones que se han sufrido durante la formación del tejido nervioso, por causa de un parto prematuro. También es posible que surja por el consumo de drogas, tabaco o alcohol de la madre durante el embarazo.
En otras palabras, este trastorno suele surgir por lesiones o causas que han surgido durante la infancia, en muchas ocasiones antes del nacimiento del niño. Del mismo modo, los antecedentes familiares suelen ser un factor determinante en estos casos.
Por otra parte, es muy probable que los niños que sufran dispraxia tengan, a su vez, otros trastornos como pueden ser:
- TDAH.
- Autismo.
- Disgrafía u otras dificultades de transcripción a mano.
- Dificultades del procesamiento sensorial.
- Ansiedad u otros problemas de salud mental.
- Lenta velocidad de procesamiento.
Tipos de dispraxia
El síndrome del niño torpe afecta, fundamentalmente, a la falta de coordinación motora. Aun así, es posible que derive en problemas de áreas del desarrollo como pueden ser el lenguaje.
Por ello, encontramos distintos tipos de dispraxia:
- Dispraxia ideomotora: el niño sabe lo que tiene que hacer pero le cuesta convertirlo en movimiento. Esto ocurre porque se produce una interrupción entre el momento de pensar y el de realizar una acción.
- Dispraxia ideacional: afecta a la secuencia de pasos sencillos que concluyen en uno más complejo, como puede ser abrocharse los botones.
- Dispraxia oromotora o del habla: afecta a los grupos musculares encargados del aparato fonador, derivando en problemas de pronunciación de palabras o sílabas, derivando así en sonidos inteligibles.
- Dispraxia constructiva: dificultad para comprender las relaciones espaciales de los objetos. En estos casos, el niño tiene problemas para organizarse y realizar una copia de las imágenes.
Qué puede ayudar a los niños a mejorar las habilidades motoras
Lo mejor que puedes hacer para ayudar a tu hijo a mejorar su habilidades motoras es utilizar juegos de destreza pensados para ello.
Lanzar una pelota, cocinar con él o utilizar un juego de mesa son algunos métodos divertidos que pueden favorecer las capacidades motoras de los más pequeños. Además, puedes trabajar con él sus rutinas diarias como pueden ser el cuidado personal o atarse los cordones.
Tratamiento y estrategias terapéuticas
La dispraxia no tiene un tratamiento curativo, aunque es posible mejorar sus habilidades motoras mediante diversos métodos multidisciplinares. En estos casos, lo más recomendable es acudir a expertos que traten áreas como la fisioterapia, la rehabilitación logopédica y la neuropsicología.
Los terapeutas se encargan de elaborar una serie de estrategias para que el pequeño sea capaz de desarrollar habilidades motoras finas y de capacidad; por ejemplo, sujetar un lápiz. Por su parte, los fisioterapeutas tratarán los problemas motores, los logopedas los trastornos del habla y los neuropsicólogos las apraxias ideatorias.
Desde TuEducadora tratamos de ayudarte a educar a tu peque sin necesidad de ir a la escuela infantil. TuEducadora está liderado por Marta López, educadora infantil con más de 10 años de trayectoria profesional, trabajando en diferentes escuelas infantiles así como educando a niños en sus casas con diferentes proyectos educativos.
 
 


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