¿Cómo arrullar al bebé?

Marta López

Marta López, educadora infantil

Actualizado el

Seguro que los primeros días de contacto con tu recién nacido serán complicados y te surgirán dudas, entre ellas, cómo arrullar a tu bebé y si debes hacerlo.

Tienes que tener claro que la temperatura de tu bebé será prácticamente similar a la tuya, por tanto, no debes sobreprotegerlo del frío o el calor. Actúa como lo harías contigo misma o con el resto de tus hijos mayores.

Pero para que su piel no esté en permanente contacto con agentes externos como tu piel o la de otros miembros de la familia, puede ser beneficioso enrollarlo en una manta, un pañuelo o cualquier otro producto similar.

Por otro lado, envolverlo en una manta puede recrear el estado en el que se ha encontrado en el interior de tu barriga durante 9 meses, y puede permitir que se relaje o deje de llorar en momentos en que esté agobiado.

Sin duda, un buen arrullo, con una técnica adecuada y la manta correcta, puede tener incluso beneficios para su salud. Si nos lees, descubrirás pequeños trucos que te ayudarán.

¿Qué es el arrullo?

El arrullo es una técnica que consiste en arropar al bebé con una manta o un pañuelo, de manera que quede totalmente envuelto, y solo sobresalga su cabecita.

Se suele utilizar para calmar o ayudar a tu bebé a la hora de dormir.

Tienes que tener en cuenta que el bebé, al nacer, pasa de un espacio limitado y seguro, a uno exterior más amplio y repleto de estímulos que no conoce y entre los que se siente inseguro y desprotegido.

El objetivo del arrullo, por tanto, es ayudar al bebé a realizar la transición entre estar en el interior de tu cuerpo y en el exterior.

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¿Qué beneficios tiene arrullar a un bebé?

El arrullo simula el interior del vientre materno, lo que supone unas condiciones de presión y calor idóneas para tu bebé, pero además genera muchos beneficios para el pequeño.

Esta técnica puede aliviar sus cólicos; regular su temperatura corporal; favorecer su postura, que lo ayuda a conciliar el sueño; relajar y calmar su organismo; ofrecerle protección y seguridad; y evitar los espasmos involuntarios de brazos y piernas, que pueden interrumpir su descanso.

Cómo arrullar: diferentes métodos

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En la actualidad podemos hablar de tres tipos de arrullos.

Por un lado está el arrullo rápido, que es el más sencillo de realizar.

Debes extender la tela o la manta y tumbar al bebé justo en el centro del cuadrado, de manera que su cabeza quede fuera. Hay que coger una de las esquinas superiores de la tela o manta, cruzarla hasta el hombro opuesto y sujetarlo bajo la espalda.

Después hay que repetir esta misma acción, pero con la otra esquina, asegurándonos de no tapar la cara del bebé. Por último, hay que doblar la manta o tela por debajo y se mete por dentro, a la altura de los hombros.

Otro método es el australiano. Es el más laborioso, pero quizás el más práctico.

Hay que colocar la tela o manta formando un rombo, y doblar la esquina superior hacia abajo. A continuación hay que recostar al bebé encima, de manera que sus hombros queden apoyados sobre el doblez.

Después hay que colocar el brazo derecho recto, paralelo al cuerpo, y cruzar la esquina derecha hasta llegar al otro lado, donde la meteremos por debajo de la axila izquierda.

Hay que coger la punta inferior de la tela, doblarla hacia arriba y meterla por dentro de la que hemos cruzado con anterioridad. Finalmente, hay que colocar el brazo izquierdo también en paralelo al cuerpo, cruzar la esquina izquierda de la tela o manta hacia el lado derecho, y meterlo por debajo del cuerpo.

Por último, encontramos el arrullo conocido como ‘el manos libres’.

Es el más recomendado para bebés inquietos, ya que les produce mayor libertad de movimiento.

El procedimiento a seguir es prácticamente igual que el australiano, con la diferencia de que antes de hacer los dobleces laterales, los brazos no se dejan rectos paralelos al cuerpo, sino que se doblan a la altura del pecho, para que las manitas estén cerca de su cara.

Qué tipo de arrullo escoger

A la hora de escoger la manta o tela para hacer el arrullo debes tener en cuenta ciertas recomendaciones.

La tela o manta debe ser cuadrada, y medir entre 1 y 1,2 metros de lado.

El tejido debe ser suave y delicado con la piel del bebé, llegando a producir calor al cuerpo del bebé, pero sin llegar a agobiarlo. Y por supuesto, debe ser de fácil manejo para poder doblarlo.

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En verano, la mejor opción es escoger una muselina, que no supondrán calor para el bebé. Y en invierno sí es posible elegir otro tejido que aporte más calor, pero teniendo en cuenta que sean tejidos hipoalergénicos y respetuosos con la piel del bebé.

Precauciones: cuándo no arrullar a un bebé

Es cierto que el arrullo es una técnica muy utilizada y recomendada para el descanso, la calma y tranquilidad de tu bebé, pero también hay situaciones en las que no está recomendado.

Ten en cuenta que el arrullo no debe estar muy apretado ni suponer excesivo calor para el bebé, porque obtendrás el efecto contrario al deseado.

El arrullo debe permitir al bebé poder mover las piernas, para evitar una displasia de cadera. Y si el bebé ya tiene esta patología, evidentemente el arrullo no está aconsejado.

El bebé siempre deberá ir dentro del arrullo boca arriba, para evitar la muerte súbita. Y tienes que estar pendiente para que su cara no quede tapada en ningún momento. Además, el arrullo solo debe utilizarse para periodos de tiempo cortos o puntuales, y no en el sueño nocturno, o más prolongados en el tiempo.

Si tu bebé tiene fiebre tendrás que descartar el arrullo.

Y por último, si tu bebé no está cómodo, no lo arrulles, porque podemos provocar ansiedad en el pequeño si esta técnica no les gusta.

Cuándo dejar de hacerlo

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Desde el nacimiento, el recién nacido puede ser arrullado, porque como bien hemos comentado, se sentirá igual de cómodo que en el vientre materno, y no notará excesivos cambios con respecto al entorno en el que se ha encontrado durante nueve meses.

Pero a partir de los dos meses de edad, hay que ir reduciendo el número de veces que se le arrulla, porque el bebé comienza a crecer y necesita mayor libertad de movimiento.

Y ya notarás que a partir de los tres meses, sobre todo si tienes un bebé inquieto, que el arrullo le resulta incómodo.

Pero la prueba definitiva para dejar de utilizar el arrullo con tu bebé es cuando este comience a darse la vuelta solo o cuando su movimiento sea mucho más intenso, para evitar que la tela o manta le tape la cara.

Desde el nacimiento, el recién nacido puede ser arrullado, porque como bien hemos comentado, se sentirá igual de cómodo que en el vientre materno, y no notará excesivos cambios con respecto al entorno en el que se ha encontrado durante nueve meses.

Pero a partir de los dos meses de edad, hay que ir reduciendo el número de veces que se le arrulla, porque el bebé comienza a crecer y necesita mayor libertad de movimiento.

Y ya notarás que a partir de los tres meses, sobre todo si tienes un bebé inquieto, que el arrullo le resulta incómodo.

Pero la prueba definitiva para dejar de utilizar el arrullo con tu bebé es cuando este comience a darse la vuelta solo o cuando su movimiento sea mucho más intenso, para evitar que la tela o manta le tape la cara.

Preguntas frecuentes de nuestros usuarios

¿Puedo comprar un arrullo en tiendas especializadas para bebés o tengo que hacerlo yo con una manta?

Hay muchas tiendas especializadas que cuentan con arrullos a juego con el carrito del bebé o la cuna, por lo que pueden ser una buena opción.

¿Es necesario que forme parte de mi canastilla?

Aunque te parezca un producto que puede ser superfluo, es necesario para que tu bebé pueda hacer la transición entre el vientre materno y el mundo exterior. Así, puedes adquirirlo por tu cuenta o plantearlo como regalo.

Opinión de Tueducadora y conclusiones

Arrullar al bebé: maneras de hacerlo y sus beneficios

Casi con toda seguridad, tu recién nacido acusará su salida del vientre materno, y notará el cambio entre este lugar calentito y acogedor en el que ha pasado nueve meses, y el mundo exterior, en el que los ruidos, los movimientos a su alrededor, los cambios de temperatura y los espacios abiertos le podrán causar una sensación de inseguridad, que incluso les puede llegar a suponer ansiedad.

Para combatir esta situación y hacer más llevadero el cambio, la técnica del arrullo está muy aconsejada. Se trata de envolver al pequeño en una manta o tela, siempre de tejidos hipoalergénicos y cuidadosos con la piel del bebé, dejando su cara fuera, para que se sienta calentito y cuidado, por lo menos los primeros meses de vida.

Evidentemente, hay que ir reduciendo el tiempo en el que arrullar al bebé, a partir de los dos meses, hasta retirarlo a los tres meses, o cuando el bebé tenga mayor capacidad de movimiento y se pueda dar la vuelta solo.

Sin duda, es una forma de que el bebé se sienta seguro, por lo que es muy recomendable añadir un arrullo, adecuado a la estación en la que nazca, a la canastilla o proponerlo como regalo para ti y tu bebé.

Marta López

Soy Marta, tu educadora infantil. Mi objetivo es ayudarte a enseñar a los más pequeños desde casa. ¡Lo tengo! He creado un proyecto educativo con el que conseguirás que aprenda y además se entretenga de manera divertida.

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