La psicomotricidad es una disciplina que se encarga de establecer una relación entre el conocimiento, la emoción, el movimiento y la capacidad para expresarse de las personas. Esta ciencia es fundamental para el desarrollo de los niños, porque les permite realizar acciones libremente.

Dentro de la psicomotricididad, encontramos la psicomotricidad gruesa y fina, y es fundamental desarrollar ambas durante toda la vida, comenzando en la infancia. Para su correcto desarrollo, los juegos de psicomotricidad fina son una forma eficaz de lograr que tu hijo mejore su coordinación y precisión.

Estos juegos están pensados para que tu hijo vaya aprendiendo a realizar movimientos precisos; en este caso son ideales los juguetes de plastilina.

Cuando los niños tienen de dos a tres años, la mejor opción son los juegos de marionetas, de recortes o los puzles. Con ellos, tu hijo conseguirá desarrollar habilidades que que requieren gran precisión, cómo llevarse una cuchara a la boca.

¿Qué es la motricidad fina y para qué sirve?

Para conocer lo que es la motricidad fina, primero hay que saber qué es la motricidad gruesa; esta es la habilidad de realizar acciones que necesitan grandes movimientos musculares como gatear o mantener el equilibrio, entre otros.

Por su parte, la motricidad fina es la capacidad que tiene una persona para realizar movimientos precisos, que requieren una gran destreza y habilidad, especialmente con los dedos y las manos; por ejemplo, sujetar un bolígrafo.

Este desarrollo madurativo comienza a partir del año y medio de vida y se debe trabajar para conseguir que el niño desarrolle por completo sus habilidades. Para mejorar sus capacidad, lo mejor es hacerlo mediante juegos de psicomotricidad fina con las que, además, pasarán un rato divertido.

¿Qué se trabaja en la motricidad fina?

La motricidad fina se puede desarrollar mediante actividades realizadas con las manos y que requieren la utilización de varios músculos, como, por ejemplo, escribir.

Es elemental trabajar la motricidad fina desde los primeros años de vida para que, en la adolescencia y cuando la persona sea mayor, tenga un control perfecto de sus habilidades.

Cuando se trabaja la motricidad fina con los niños, los movimientos deben ser precisos y cortos, nunca largos. Esta capacidad se suele adquirir con el paso de los años, pero los juegos de psicomotricidad fina ayudarán a tu hijo a que sus habilidades sean más precisas.

Lo que te recomiendo es que, a partir de que tu hijo cumpla un año de edad, comiences a dejarle realizar actividades como pintar y jugar con objetos que le permitan una mayor coordinación y precisión. Los mejores juegos para trabajar la psicomotricidad fina en los niños son:

• Juguetes de dedos: las marionetas son ideales porque requieren que el niño precise los movimientos para realizar la acción que desea.
• Papiroflexia y manualidades: desde realizar figuras con plastilina hasta acciones como recortar un papel son perfectas para entrenar la destreza manual.
• Juegos de ingenio: aquellos juguetes en los que el niño tiene que encajar y manipular las piezas siguiendo un orden establecido desarrollando, de esta forma, la lógica y la motricidad fina. En este punto destacan los puzzles.

Fases del desarrollo de la motricidad fina en niños

Las fases del desarrollo de la motricidad fina en los niños se distinguen en dos períodos:

• De 0 a 12 meses: con 8 semanas, los bebés empiezan a mover sus manos y, entre los 12 y los 15 meses, comienzan a utilizar sus dedos como pinzas o tenazas. Por ello, es bueno que dispongan de juguetes que les permitan explorar con sus manos.
• De 1 a 3 años: durante este periodo de tiempo, los niños empiezan a gatear y a manipular objetos de forma más precisa. En esta etapa desarrolla la lateralidad de la mano derecha o la izquierda y empiezan a tener una mayor destreza al dibujar.

Evolución de la psicomotricidad fina del bebé por edades

Es cierto que cada niño requiere un tiempo para desarrollar sus capacidades, incluida la psicomotricidad fina. Aún así, según he podido comprobar trabajando con los pequeños, el desarrollo de esta habilidad puede dividirse, por norma general, en estas etapas:

• Menos de 2 meses: de forma innata, un niño es capaz de cerrar la mano si algo le roza.
• De 2 a 4 meses: el pequeño empieza a coordinar el ojo y la mano.
• De 4 a 5 meses: comienza a agarrar un objeto sin necesidad de mirar su mano.
• De 6 a 9 meses: tu hijo podrá sostener un objeto durante un corto periodo de tiempo.
• De 9 a 12 meses: observa el objeto antes de agarrarlo, lo toca con toda la mano y es capaz de empujarlo con un solo dedo.
• De 12 a 15 meses: empieza a utilizar los dedos para pellizcar un objeto y para separar piezas grandes de las pequeñas.
• De 1 a 3 años: empieza a gatear y a realizar sus primeros pasos. Además, adquieren la capacidad para manipular objetos de forma compleja, incluyendo piezas en juguetes de construcción o abriendo y cerrando los cajones.

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